Partiendo del reconocimiento de un hecho insoslayable: el capital y la tecnología ya no son lo esencial para que una organización se mantenga vigente, sea competitiva y sobreviva en el entorno globalizado. Las condiciones relativamente estables de las organizaciones desde los tiempos de la revolución industrial hasta la modernidad, instauraron formas de abordaje de la gerencia con una visión mecanicista, predecible, extrapolable desde experiencias previas; lo que supuso, una concepción del ser humano sin mayores competencias que las meras adquiridas por la experiencia o por estudios realizados (lo cual es importante y necesario, pero no suficiente)
Aunado a lo anterior, las pretensiones de eficiencia, eficacia, efectividad, siguen presentes en las organizaciones de hoy día, solo que, para permanecer y contar con la adaptabilidad necesaria para responder a las exigencias actuales, se requiere de algo mas; es indispensable contar con la capacidad de innovación, creatividad, desarrollo de competencias del personal y concatenación de los talentos, en la generación de espacios para la resolución de imprevistos, con la armonización de equipos cooperativos de alto rendimiento ante la incertidumbre y los contextos dinámicos característicos de la actualidad.
Tras el marco planteado, es importante acotar que tales pretensiones no deben verse como algo lejano, si bien es cierto que es una tarea ardua, es alcanzable con una adecuada gerencia de talento humano; lo que implica, tanto la definición clara de la orientación estratégica organizacional, como gestionar el andamiaje necesario para la confluencia de los propósitos del personal con los propósitos de la organización, esto es, apuntar hacia la concreción de las ventajas propias que ofrece la concepción de gerenciar para transformar.
En ese sentido, las personas, deben constituirse en el punto focal de mayor relevancia de toda organización; es la gente la razón de ser e impulso necesario de la empresa, al generar la sinergia para la alineación en aras del logro de los objetivos (personales, laborales, colectivos y empresariales) de allí que, gerenciar efectivamente el talento humano sea tan importante, al punto en el que grandes retos globales demandan el abordaje de la organización desde una nueva perspectiva que privilegie las interacciones sociales mediadas por el diálogo; que además, determine las estrategias orientadoras del rumbo de la excelencia, de la competitividad y de la permanencia como organización que enfrenta la incertidumbre propia de los nuevos tiempos con la preparación de su personal altamente creativo y especialmente dispuesto a asumir los grandes retos.
